Fallecida en 2016, Núria Pompeia es pionera del cómic feminista. Nunca ganó el Premio Nacional de Cómic.
50 años del fin del franquismo, 50 años desde que las mujeres comenzamos a reconquistar nuestros derechos en este país.
El movimiento feminista español, tras el silencio de la etapa franquista, volvió a la luz pública en 1975, desarrollando un ambicioso trabajo en defensa de una equidad legal entre mujeres y hombres, a favor de la transformación de la sociedad y el cambio de las mentalidades. Las organizaciones feministas contribuyeron a eliminar las desigualdades y a extender los derechos políticos y sociales a las mujeres, permitiendo el acceso a una ciudadanía plena y la construcción de nuevos modelos de género.
La reconquista de los derechos de las mujeres tras el franquismo
Cuando en 1975 murió Franco, España inició una profunda transformación democrática que nos permitió a las mujeres recuperar derechos largamente negados. Durante la dictadura, la legislación franquista había reducido a las mujeres —especialmente a las casadas— a una situación de minoría de edad, equiparable a la discapacidad, sometidas a la dependencia económica y el control social. Cambiar esto no fue automático: hizo falta la presión constante de juristas, activistas y organizaciones feministas que exigieron igualdad.
Entre esas pioneras destacó María Telo, una de las figuras clave del feminismo jurídico español. Abogada incansable, Telo dedicó décadas a denunciar la discriminación que sufrían las mujeres
en el Código Civil. Fue una de las impulsoras de la Comisión de Estudios del Ministerio de Justicia, desde la cual trabajó para reformar leyes y eliminar el permiso marital, un mecanismo que hasta 1975 obligaba a toda mujer casada a pedir autorización al marido para abrir una cuenta bancaria, firmar un contrato, viajar, trabajar, gestionar sus bienes o incluso sacarse el pasaporte. Su labor, junto a la de otras mujeres, abrió la puerta a una transformación jurídica.
Principales derechos que las mujeres recuperamos (o ganamos) tras el fin del franquismo
A partir de 1975 y durante toda la Transición, se produjo una cascada de reformas decisivas:
- Fin del permiso marital (1975): Las mujeres casadas dejamos de necesitar autorización del marido para trabajar, administrar sus bienes, firmar contratos, recibir una herencia, sacarnos el carnet de conducir o realizar trámites básicos.
- Reconocimiento pleno de la capacidad jurídica de la mujer: Las mujeres pasamos a ser sujetos legales plenos, con control sobre su patrimonio, su vida laboral y sus decisiones personales.
- Reforma del Código Civil (1978–1981). Incluyó cambios fundamentales:
- supresión del concepto de “cabeza de familia”, que situaba al hombre como autoridad del hogar
- igualdad entre hombres y mujeres dentro del matrimonio
- fin de la obediencia conyugal
- igualdad en la patria potestad sobre los hijos
- Legalización del divorcio (1981): Por primera vez desde la II República, las mujeres pudimos romper legalmente un matrimonio y rehacer nuestra vida.
- Igualdad laboral (Estatuto de los Trabajadores, 1980). Se nos reconoció:
- igualdad salarial
- derecho al trabajo sin discriminación por sexo
- protección de la maternidad y permisos regulados
- Acceso sin restricciones a estudios, profesiones y oposiciones: Desaparecieron limitaciones que nos impedían acceder a ciertos cuerpos del Estado, profesiones jurídicas, fuerzas de seguridad, etc.
- Legalización de anticonceptivos (1978): Se desmontó el control franquista sobre la maternidad y la sexualidad femenina.
- Despenalización parcial del aborto (1985): Primera ley que permitió interrumpir el embarazo bajo tres supuestos, un hito para la autonomía corporal de las mujeres.
- Constitución de 1978, fue clave para consolidar estos avances, al establecer:
- igualdad ante la ley
- prohibición de la discriminación por sexo
- derecho a participar en la vida política, laboral y social en igualdad
Estos avances no solo modificaron leyes, transformaron profundamente la vida de millones de mujeres. Pasamos de ser consideradas “dependientes” a ciudadanas con plena autonomía, fue
gracias al feminismo, a la lucha colectiva que unió a juristas, activistas, asociaciones de mujeres y movimientos vecinales. No podemos dejar de reconocer el trabajo de mujeres como:
- Lidia Falcón, referente del feminismo de base y del activismo político durante la dictadura tardía y la Transición. Fundadora del Partido Feminista y autora de textos clave sobre la opresión legal y social de las mujeres. Fue una de las voces más visibles en la denuncia del control sobre la maternidad, la penalización del aborto y la violencia estructural.
- Cristina Almeida, abogada laboralista vinculada al PCE y posteriormente a IU. Defensora de derechos de mujeres, sindicalistas y obreras represaliadas. Figura clave en la lucha por la igualdad jurídica y laboral.
- María Ángeles Durán, socióloga pionera, una de las primeras en estudiar científicamente la desigualdad, el trabajo doméstico no remunerado y la estructura social que sostenía la discriminación de género. Su investigación influyó en políticas y debates durante la Transición.
- Amalia Miranzo, María Aurelia Capmany, Carmen Alcalde, Marisa Mediavilla y tantas otras: Periodistas, escritoras y activistas que impulsaron el feminismo desde medios, asociaciones y espacios culturales, creando redes y generando conciencia social.
Les debemos nuestro presente a su trabajo y a su lucha, no las olvidemos. Sigamos adelante, avanzando en conquistas, para nosotras y para todas las mujeres del mundo, porque como dijo Audre Lorde:
“Mientras haya una mujer sometida, nunca seré una mujer libre.”

