Murió aquel buen amigo,
en pleno estío de fuego,
cuando cantan las chicharras,
cuando florece el tomillo,
y esparce su aroma el romero.
Tengo recuerdos de noches largas,
en la Peña Flamenca, compañeros,
con cantes y toques de guitarra,
quedándonos los cabales,
para escuchar hasta el alba,
malagueñas, soleares,
tonás, seguiriyas y serranas…
Tu corazón reposa,
en la cima de la montaña,
donde cada catorce de abril,
cuando las mariposas bailan,
colores de siemprevivas,
amapolas y amarillas jaras,
juegan con el viento que canta,
agitando la bandera,
que tú en lo más alto colgabas.
A ti, en este día que descansa,
tu alma en la tierra solitaria,
¡quién sabe ! quizás tu destino sea,
ser semillas que darán,
hermosos claveles rojos,
en un luminoso mañana…